Estoy muy orgulloso de haber dejado a muchas semillas a lo largo de mi carrera, mi vida entera se ha dedicado a preparar a muchos hombres y mujeres jóvenes para nadar. Hemos proporcionado capacitación en la lista de colegios y ayudado en los centros de rehabilitación de menores para los que sufrieron negligencia de los padres o problemas de conducta exhibidos.

Es en este deporte y en mis clínicas, donde cientos de instructores y nadadores de renombre mundial que viven hoy y ver cómo sus familias se formaron por este tipo de esfuerzos, muchos de ellos tienen sus propias academias de natación ahora, otros están nadando instructores o nadadores profesionales, ampliando y multiplicando en sus esfuerzos a través de lo que se ha aprendido por nuestras escuelas.

Me complace saber cuántas generaciones futuras de instructores continuarán este legado. Este es un proyecto que comenzó con un solo propósito, eliminar el riesgo de muertes por ahogamiento. Esto afecta a las familias por tener sus vidas destruidas.

Nuestro objetivo es continuar este proyecto en los Estados Unidos, específicamente en la Florida, el condado de Broward es uno de los condados con la mayor tasa de ahogamientos de niños entre las edades de cero y cuatro años de edad. Continuamos este legado con nuestra herencia familiar que comenzó en la década de 1980, cuando mi padre Rodrigo Hoyos, mi madre Josefina Quintero y el hermano de mi padre empezaron sus primeras escuelas de natación en Caracas, Venezuela.